Clausuradas las XXIV Jornadas Literarias ‘Nuevos cauces de la Literatura y el Arte’
Hace 24 años, en aquel lugar de la Mancha de cuyo nombre Cervantes no quiso acordarse, Villanueva de los Infantes, un grupo de jóvenes decidió comenzar esta andadura. Allá por el año 1999, el Grupo Luciérnaga empezó a trabajar, de manera callada pero infatigable, para dinamizar y aumentar la oferta cultural de la localidad. Surgió así un foro de debate y reflexión en el que, año tras año, se promueve la literatura y el arte contemporáneo y se nutre el intelecto de personas tolerantes, participativas, innovadoras y analíticas que consiguen hacer de la sociedad un mejor lugar donde vivir.
En aquel verano de 1999, tres jóvenes—Mari Ángeles Jiménez, Joaquín Fernández de Silva y Ramón Molina— iniciaron unas jornadas culturales llamadas “Jornadas Literarias: Nuevos cauces de la Literatura y el Arte”. Este evento cultural, que el Grupo Luciérnaga, con Joaquín Fernández de Silva y Ramón Molina todavía como integrantes, organiza cada año, ayuda a seguir consolidando a Villanueva de los Infantes como epicentro cultural en la región.
En este vigésimo cuarto aniversario, durante las noches estivales del 22 al 29 de julio, el patio del Convento de Santo Domingo, lugar que vio morir a una de las grandes figuras del siglo de oro español, Francisco de Quevedo, se ha convertido en un mágico enclave en el que disfrutar de todo tipo de manifestaciones artísticas y socioculturales. Durante estas Jornadas, organizadas por la Asociación Luciérnaga con la colaboración del Ayuntamiento de Villanueva de los Infantes a través de la Concejalía de Cultura, ha sido posible aprender y compartir pensamientos y juicios, pero, sobre todo, han sido noches en las que ver y entender el arte con un nuevo enfoque.
Si algo esclarece la película documental “Las paredes hablan” de Carlos Saura es que la pulsión que el ser humano tiene por crear y expresarse no es un fenómeno reciente sino primitivo, pues ya en las pinturas rupestres yacía aquella necesidad de reflejar la identidad personal ante el mundo exterior. El arte, reflexionaba el poeta Jorge de Arco, parte de lo que habita en el interior de cada cual, pues nos permite mostrar al mundo exterior qué y quiénes somos de una manera intransferible. Sin embargo, la austeridad creativa, o sentir que uno ha dicho todo lo que quería decir, tan solo muestra la honestidad y la mirada inalienable con la que los artistas deciden compartir su mundo interno. “Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir”, cantaba el Último de la Fila como lema de toda una generación.
El arte también demuestra que, como explicaba el narrador Andrés Neuman, lo limitado en esta vida es entender el límite como una puerta cerrada. Los opuestos no son contrarios, sino que se necesitan, y el límite solo debe entenderse como un puente para abolir las disyuntivas. Es en este marco en el que surge una simultaneidad de géneros y artistas como Laura Pérez Vernetti y Luis Alberto de Cuenca demuestran la posibilidad de poder crear una perfecta simbiosis y diálogo entre distintas formas de arte, en su caso viñeta y poesía. De este modo, como también reflexionaba Neuman, la identidad yace en constante disputa y, no hay que aferrarse ni al punto de partida ni al descubrimiento, sino darse la oportunidad de lucir distintos atuendos hasta descubrir que hay algunos que te quedan mejor que tu propia ropa.
No obstante, el arte no solo es una herramienta de descubrimiento y exploración, sino que también se trata de un altavoz. El historiador Juan Ramón Barbancho meditaba sobre la forma en que sirve para enseñar, reflexionar y, sobre todo, cambiar la realidad circundante. En un país en el que muchas heridas siguen abiertas, la práctica artística y, en particular, la posmemoria contribuyen al no olvido de las víctimas. La reparación moral, todavía incompleta, poco a poco, surge en contramonumentos o en historias como “Me verás cruzar el Ebro”. En particular, con esta última, el historiador y escritor Fran Martín Milán consiguió llegar a tiempo y salvar a Nicolás López López, soldado republicano durante la Guerra Civil española, del olvido, pero todavía quedan muchas historias anónimas que contar.
En definitiva, un año más, las Jornadas Literarias “Nuevos cauces de la literatura y el arte” han cumplido con su cometido, nutriendo el intelecto y el alma del público. Incluso han dado importancia a la inclusión de los más pequeños, futuro del mundo, al dedicarles la actuación de “Títeres el Botón Perdido” para que sigan creando y dando rienda suelta a su imaginación. El Grupo Luciérnaga decidió terminar las jornadas con música, pues “una canción es poesía con música, voz y melodía, es el mismo lenguaje y van de la mano”, como destaca la artista Marian Ruiz. Así, el grupo de rock español “Los Marañones”, inundó las paredes del Convento de Santo Domingo con su energía y su magia, dando por finalizado uno de los eventos más importantes de la agenda cultural de Villanueva de los Infantes.